Keyboard ALT + g to toggle grid overlay
Ya se trate de escenografías para una obra de fantasía, de drama o de cualquier otra temática, el delineante de proyectos Oli Cooper hace realidad sus ideas artísticas. Con AutoCAD, da vida al mundo creativo en el escenario, al mismo tiempo que hace frente a los desafíos de los materiales, los costes e incluso la forma de guardar los escenarios al final del espectáculo.
Piense en el arte de la coreografía escénica. No, no en cómo un cantante ataviado con leotardos de brillantes colores se mueve sin parar hasta llegar al clímax de su actuación, sino en la forma en la que los actores interactúan con el escenario que les rodea, en cómo los edificios aparecen y desaparecen en el tiempo que suenan solo unos pocos compases y en cómo alguien sentado en el palco tiene una experiencia visual completamente diferente (aunque no menos interesante) que una persona sentada en el centro de la primera fila del patio de butacas.
El escenario es uno de los aspectos más cautivadores de un espectáculo y su diseño (o la falta de este) suele ser la primera y la última impresión que una producción puede dejar en su público. Puede parecer magia, como si se hubiera esparcido polvo de hadas y de repente ya no estuviera sentado en su asiento de Broadway, en el West End o incluso en el auditorio del instituto. En lugar de ello, se ha transportado a la Verona de Romeo y Julieta, al año 1776 de Alexander Hamilton o al país de Nunca Jamás de Peter Pan.
Oli Cooper, delineante de proyectos del Teatro Nacional de Londres, es la persona que se encarga de transportarle a esos mundos.
«Tomo modelos de escala 1/25 que los diseñadores han creado, o incluso simples diseños conceptuales, y los convierto en dibujos de diseño completos que los diseñadores pueden editar y actualizar en función del presupuesto, las funciones o los materiales disponibles», explica. «A partir de ahí, los dibujos pasan a la siguiente fase, donde fabricamos la pieza en un taller de carpintería o metalistería para el escenario. Además, creo diseños de planta del teatro (que son fundamentalmente los planos del arquitecto) integrando todos estos elementos y veo cómo se coordinan entre sí a fin de coreografiar sus movimientos por el escenario».
Pero aquí no queda todo. Cooper debe tener en cuenta qué ocurre con estos escenarios cuando se baja el telón por última vez: «Tengo que pensar en dónde almacenar este material al principio y luego hasta el final del espectáculo, o si se va a transportar o destruir».
Para Cooper, que ha trabajado en gran cantidad de producciones muy conocidas durante sus cinco años en el Teatro Nacional, hay una cosa que nunca varía en cada uno de los espectáculos en los que participa: su software.
«Todo el mundo con el que he hablado usa AutoCAD y lo entiendo perfectamente», afirma. «Con los procesos que seguimos en el teatro y la velocidad a la que cambian las cosas, AutoCAD nos ayuda a no perder comba como ningún otro programa. Nos permite hacer las cosas con precisión, pero también de forma natural, y este es un equilibrio realmente difícil de encontrar».
Aunque el software siempre es el mismo, los espectáculos no podrían ser más distintos. Al trabajar en The Light Princess, tuvo que tener en cuenta que una de las actrices principales pasaba la mayor parte del tiempo en escena en el aire. Para Ark-ive fue necesario montar un arca sin apoyos fuera del teatro, que The Guardian describió como «un barco gris de casco trincado que ha encallado: construido a partir de otros escenarios y materiales reciclados, con unos 17 metros de eslora y un mástil de 10 metros».
No podía faltar la producción de Olivier nominada para diversos galardones, Peter Pan. Aquí no había habitaciones lujosas ni barcos pirata, sino un Nunca Jamás con apariencia de almacén oxidado tomado en secreto por unos niños, con los cables a la vista, todo ello en un entorno propio del ático de una abuela, si es que esa abuela viviese en un astillero abandonado.
A pesar del aspecto desharrapado, entre bambalinas se había realizado un trabajo de precisión. «Dada la calidad y el nivel que se espera, personalmente nunca creo que vaya a cambiar AutoCAD por otra cosa», afirma Cooper. «Con los complementos que se han añadido últimamente, hay muchas posibilidades nuevas en AutoCAD adoptadas de otros programas. Todas esas funciones que se van añadiendo hacen de AutoCAD la mejor herramienta genérica y, a la vez, sigue siendo más específica que cualquier otra que haya utilizado».
Con AutoCAD como punto de partida, Cooper y sus compañeros están empezando a diversificarse, añadiendo otros programas de Autodesk como 3ds Max para probar líneas de visión. Se trata de un proceso fascinantemente complejo, en el que se tiene en cuenta una cantidad enorme de variables para cada pieza del escenario.
Cada espectáculo en vivo conforma una experiencia y un momento únicos, y los actores que contribuyen a esa experiencia confían en que en el lugar adecuado y en el momento justo aparezca la pieza del escenario que esperan. Una pieza que no se rompa, no se desgaste ni se mueva inesperadamente. Pueden dar las gracias a Cooper por hacer esto posible.
«Con los procesos que seguimos en el teatro y la velocidad a la que cambian las cosas, AutoCAD nos ayuda a no perder comba como ningún otro programa. Nos permite hacer las cosas con precisión, pero también de forma natural, y este es un equilibrio realmente difícil de encontrar».