El elemento clave en el proceso de captura de actuación sigue siendo una actuación: un actor que se mueve y se comporta como un personaje. Fue en gran medida la exploración que hizo Serkis de una personalidad asustadiza e irritable lo que contribuyó a que el personaje de Gollum funcionara tan bien en Las dos torres y El retorno del rey. En El reino del planeta de los simios, la estrella Owen Teague estudió el movimiento de los simios en un santuario de primates para aportar autenticidad a su actuación.
Cuando Serkis habló a los medios sobre el próximo proyecto de Los anillos, La caza de Gollum, reconoció que, en realidad, la tecnología es liberadora. "Se ha llegado a un nivel en el que la autoría de las actuaciones te permite interiorizar más sin tener la sensación de sobreactuar", dijo. "Es algo que claramente se produce ahora en un nivel mucho mayor y más profundo".
No obstante, actualmente existe la limitación de que el director puede ver una escena en una tableta conforme se interpreta, mientras se aplica en tiempo real el equipo del personaje a los datos de captura de actuación. Según Winquist, "Un cineasta no necesita centrarse en la 'simiosidad' del personaje, ya que se pueden implementar todo tipo de ajustes en la postproducción, como hacer que un personaje sea más alto o que encaje mejor en el encuadre. Lo más importante es centrarse en el matiz de lo que está sucediendo en el rostro del actor, los pequeños microajustes más sutiles. Me preocuparía por pulir las asperezas que hacen que una actuación humana sea lo que es. Si el director no puede fijarse en eso porque está buscando una aproximación con la aplicación en tiempo real de un equipo facial proxy de baja resolución, no tendrá la información que necesita para decidir si es mejor la toma 5 o la 6".
Winquist agrega que no importa lo buena que sea la tecnología, el director y los animadores necesitan ver realmente lo que ofrece el actor: los movimientos oculares sutiles de solo un par de píxeles significan que todos pueden ver "los engranajes girando".
Hay un equilibrio donde coexisten la captura de actuación del set y el aumento de las imágenes generadas por ordenador durante la postproducción. "Hay momentos en los que tenemos que inventar algo que el director no entendió el día del rodaje por la razón que sea", afirma Winquist. "Se suele decir que las películas se hacen realmente en la sala de edición y, a menudo, también hay alguien que comenta: 'Si hubiéramos sabido entonces lo que sabemos ahora, podríamos haber filmado esto de otra forma, pero, bueno, Wētā FX, ¿puedes ayudarnos?'".
Una vez más, todo se reduce a la actuación. "Nuestros animadores son increíblemente buenos en su trabajo, pero hay algo especial en ese espacio entre un director y un actor", continúa. "Esa experimentación ocurre en ese momento. Si se pasa al equipo de efectos visuales, la transformación provoca un retraso, aunque sea solo de un par de horas. Para entonces, esa magia que solo ocurre en el set, esa espontaneidad, se ha ido".