Hace una década, la construcción rondaba los puestos inferiores de la lista de industrias que habían adoptado nuevas tecnologías de un modo significativo. Aquello le dio mala fama al sector, pero también supuso, en la práctica, un desafío. Desde entonces, el mundo de la construcción ha cambiado profundamente a medida que las compañías se daban cuenta de que la tecnología ha de ser una parte central de su práctica empresarial.
La construcción no solo consiste en el trabajo manual y el equipamiento de la obra; la tecnología es una herramienta muy útil en cualquier estudio. Ese es el tipo de mentalidad que ayuda a ganar concursos, estimula la productividad y conduce a proyectos de mayor calidad. También es la actitud que deberá adoptar la industria de la construcción si quiere cubrir la formidable demanda de edificios e infraestructuras de aquí a 2040.
Las compañías que han completado con éxito la transición a procesos automatizados han experimentado un profundo cambio cultural en sus organizaciones. Han dotado a unos equipos expertos de los medios para utilizar la tecnología allá donde vaya a tener el mayor impacto posible. Estos equipos observan el panorama tecnológico y los procesos existentes, para después introducir aquellos elementos que puedan hacer frente a los retos específicos de la empresa. Es una tarea que exige gran dedicación.
Un ejemplo de éxito en el proceso de adaptación es Suffolk Construction, empresa cuya cultura de la innovación está espoleando un proceso de construcción más predecible y menos propenso a errores. Jit Kee Chin, vicepresidente ejecutivo y director de datos, se toma la estrategia tecnológica de la empresa muy en serio. Suffolk va a la vanguardia gracias al uso del aprendizaje automático para analizar datos, predecir riesgos y construir edificios de mejor calidad.
Para las compañías de construcción, adoptar una actitud protecnología —ya sea contratando un director científico de datos, un director de tecnología o un estratega tecnológico— significa contar con alguien a bordo que se despierte cada mañana preguntándose: «A ver, ¿cuáles son los retos a los que nos enfrentamos como empresa, y qué tecnologías existen que nos puedan ayudar?».