En cuanto a la mecánica operativa de la máquina, Pivac ha sacado partido de su experiencia en aeronáutica, ingeniería mecánica, robótica y matemáticas para desarrollar una tecnología patentada de estabilización dinámica (DST, por sus siglas en inglés). DST permite un posicionamiento fiable de los bloques en largas distancias en un espacio en 3D, contrapesando el efecto del viento, la vibración y otros factores medioambientales para que los bloques se mantengan en su lugar preciso. Esta estabilidad permite que Hadrian X pueda montarse sobre otras bases, incluidas pistas, barcazas, barcos y grúas, pudiendo así emplearse para poner ladrillos en otros entornos.
Amos considera que “el reto actual es asegurar que todos estos sistemas operen conjuntamente, con una alta coordinación y que haya una coreografía óptima entre todos los módulos del robot. Deberemos afrontar el reto que supone trabajar en una obra de construcción donde hay suciedad y peligrosidad”.
Para superarlos se han puesto a prueba los componentes del Hadrian X con el fin de aprender y mejorar después de las fases de prueba. El primer hito tuvo lugar a nivel interno en noviembre de 2018, cuando Hadrian X construyó una casa de 180 metros cuadrados en tres días. El siguiente paso fue una prueba al aire libre que se efectuó durante los días más calurosos del abrasador verano vivido en Australia en febrero de 2019.
Según Amos “la construcción se hizo al aire libre para recopilar datos e intentar comprender el impacto medioambiental y ver cómo operaba nuestro robot a altas temperaturas. El objetivo fue en gran medida poner a prueba el robot bajo un viento agresivo y hostil y con una subida de las temperaturas para ver cómo operaba”.