Cuando se consideran las propiedades biológicas de la madera y de la madera en masa o madera masiva, lo primero que viene a la mente son las características sensoriales de este material de construcción: su perfume y textura, y cada veta singular, tan individual como una huella dactilar. Estas propiedades también tienen consecuencias para la producción y la cadena logística de la madera masiva, que no solo necesita la fabricación digital y una cadena logística igualmente digitalizada, sino también economías de escala con integración vertical.
La madera es un material peculiar que puede actuar como sumidero de carbono, a la vez de permitir un sinfín de procesos de mecanización y flexibilidad en sus tolerancias estructurales. La madera masiva —conjuntos agregados que combinan varios elementos de madera con el fin de aumentar drásticamente su resistencia— se adapta muy bien tanto a la construcción prefabricada como a la modular.
Esto es perfecto, porque en su estado virgen, la madera masiva, y en especial, la madera contralaminada (CLT, por sus siglas en inglés) “no es un una materia prima”, destaca Ricky McLain, de WoodWorks. “Dependiendo del fabricante con quien se trabaje, se puede conseguir cualquier variedad de especie maderera, con cualquier combinación de propiedades estéticas y estructurales”. La fabricación digital es una forma de estandarizar estos distintos elementos y dar expresión a la flexibilidad inherente de este material.
McLain continúa: “Fundamentalmente, la madera masiva es, por necesidad, un componente industrializado. Los componentes de mayor tamaño no se construyen en la obra; se prefabrican en otro lugar. Por lo tanto, es esencial comprender bien la cadena logística, cómo llega la madera a la obra y quién se encarga de su ensamblaje ahí”.
Dado el carácter relativamente nuevo de la madera masiva en Norteamérica y la carencia de normativa estandarizada, los diseñadores tienen que participar activamente en los procedimientos de producción de los fabricantes de este material.
“El diseñador no trabaja aislado”, explica McLain. “Durante el diseño, se interioriza de las propiedades del material, y diseña la estructura de la forma más eficiente que permitan dichas propiedades. Puede ser que un fabricante produzca cierto tipo cuyo aspecto le encante. Tal vez otro motivo para el uso de madera masiva sea la necesidad de acomodarse a un determinado ritmo entre pilares de acuerdo con los productos de un fabricante concreto. Entonces, se trata de trabajar con todo esto y aprovechar las ventajas de cada fabricante para poder seleccionar el más adecuado”.
A medida que los diseñadores desarrollen la capacidad para trabajar en paralelo con los fabricantes de madera masiva e integrarse en la cadena logística, su objetivo deberá centrarse en “generar documentos que puedan traducirse directamente en un proceso de fabricación digitalizado”, comenta Andy Ruff, asociado sénior de Gray Organschi Architecture, residente de los Centros Tecnológicos de Autodesk y coordinador de investigación en la iniciativa Timber City.
Con la madera masiva, estos elementos pueden incluir estructura, fachada, aislamiento térmico y acabado interior. Ruff prosigue: “Puede seleccionarse un solo material y un solo proveedor para crear la mayor parte del edificio”. La versatilidad de este material aumenta el potencial de integración vertical. Además de la posible titularidad de los datos creados durante toda la cadena de patentes, la integración vertical ofrece los beneficios típicos de rendimiento de valor añadido, dado que la madera masiva ya genera ahorros promedio del 10 % al 25 % en los plazos de construcción.
Por este motivo, Ryan Smith, director de la Facultad de Diseño y Construcción de la Universidad Estatal de Washington, está viendo que los proveedores de materiales han empezado a fabricar y procesar, mientras que los contratistas ahora desempeñan distintas funciones dentro de la cadena logística.