Diseño y distancia social: equilibrio entre el contacto y la seguridad

El diseño para el distanciamiento social no es solo cuestión de cinta y plexiglás; también requiere nociones de salud pública, conducta humana y contexto

designing for social distancing

Susan Etlinger

29 de diciembre de 2020

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La autora, Susan Etlinger, analista senior del Grupo Altimeter. Ilustración de Micke Tong.

Antes de 2020, cuando visitábamos un museo, asistíamos a un concierto o un evento deportivo, o simplemente cuando viajábamos al trabajo, probablemente nunca nos deteníamos a pensar todo lo que se necesitaba para que dicha experiencia fuera segura. Todos dábamos por sentada nuestra capacidad de desplazarnos con total confianza dentro de nuestros entornos, y, en general, no prestábamos atención a menos que algo saliera de lo común: muchedumbres, largas filas, un ascensor fuera de servicio, una alarma de incendio.

Se necesita un alto nivel de previsión para garantizar que las personas puedan desplazarse con seguridad. Esta planificación requiere nociones de matemáticas, biomecánica, ciencia de datos, diseño, demografía, psicología, normativa local, sociología y geografía, entre otras disciplinas. Diseñar para el distanciamiento social exige la consideración de miles de factores y el análisis de diversos tipos de datos sobre lo que hacen las personas y el papel que desempeñan en los lugares físicos, ya sea en entornos institucionales, como escuelas, oficinas y hospitales, como en entornos sociales, como estadios y atracciones turísticas.

La Dra. Aoife Hunt, directora adjunta de Movement Strategies, una consultoría de desplazamiento humano con sede en Londres, explica: “Antes de la pandemia, nos ocupábamos de reducir la congestión para aumentar la seguridad de lugares con grandes multitudes y a garantizar que tuvieran una experiencia positiva. Pero este enfoque en las multitudes cambió cuando empezó el confinamiento”.

Movement Strategies es una empresa mayormente conocida por su trabajo de evaluación de la dinámica de multitudes en lugares como atracciones turísticas, estadios deportivos, oficinas y locales comerciales. A principios de 2020, Hunt declaró: “Miramos nuestro calendario de trabajo para el verano, con partidos de fútbol, Wimbledon y festivales de música, y nos dimos cuenta de que todos estos eventos multitudinarios sencillamente no iban a poder celebrarse este año. Pero ahora el desplazamiento humano se ha convertido en un problema de seguridad realmente importante, como también lo es la reducción del riesgo de transmisión del virus. Por lo tanto, comprender cómo distribuir los espacios y cómo organizar el desplazamiento de la gente ha pasado a ser nuestra prioridad. Y nuestra especialidad ha ganado bastante atención”.

En la actualidad, algunos de los lugares que sufrieron picos tempranos de COVID-19 están recuperando cierto grado de normalidad, mientras que otros siguen cerrados, y otros fluctúan entre estos dos estados, a menudo con escaso aviso previo. Si bien nadie sabe cuándo terminará esta pandemia, son varias las lecciones e imperativos que ha puesto en evidencia: los lugares en los que se congregan las personas —oficinas, obras de construcción, escuelas, locales comerciales, depósitos— deben rediseñarse para reducir el riesgo de transmisión viral. Deben construirse con un grado de flexibilidad que permita cambios rápidos. Y todo esto debe implementarse de modo de satisfacer una serie de necesidades sanitarias, financieras, psicológicas y orgánicas críticas, al igual que cuestiones de seguridad básicas como el potencial de incendio o una catástrofe natural.

Uno de los aspectos más problemáticos del diseño para el distanciamiento social es su incongruencia con las normas sociales. Pete Thompson, ingeniero principal de Autodesk, opina: “Probablemente, la diferencia fundamental es que antes, en lo que se refiere a planificación de espacios, hacíamos lo posible para contribuir a la reunión y la socialización de las personas. Ahora estamos haciendo casi lo contrario: deliberadamente mantenemos a las personas apartadas. Intentar un equilibrio entre la seguridad y posibilitar cierta forma de socialización es complicado”.

Para alcanzar este equilibrio se necesita un enfoque diferente. “Hemos pasado de tratar de fijar los niveles máximos de ocupación de un lugar a escala general, a tratar de influir en el comportamiento de las personas a nivel individual”, añade el Profesor Steve Gwynne, director de investigación de Movement Strategies.

Un cambio en el comportamiento

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Ilustración de Micke Tong.

Uno de los motivos por los cuales el COVID-19 representa tal desafío desde el punto de vista médico es que se trata de un virus nuevo, para el cual, en general, el cuerpo humano carece de inmunidad natural. Y es esta falta de inmunidad biológica que exige que las personas se protejan del contagio, lo que, a su vez, ha tenido un efecto notable: mayormente se están comportando como nunca antes.

Un artículo de Will Douglas Heaven, publicado en mayo 2020 en MIT Technology Review, ilustró los cambios vertiginosos ocurridos en tan solo una semana hacia fines de febrero: “Cuando se desató el COVID-19, empezamos a comprar cosas que jamás habíamos comprado antes. Este cambio fue súbito: la lista de los 10 productos de mayor demanda de Amazon —entre ellos, fundas y cargadores para móviles, LEGO— cambió radicalmente en unos pocos días”, para ser reemplazados por una letanía de productos de primera necesidad post-COVID-19, como papel higiénico, tapabocas, gel de alcohol, toallas de papel, y demás.

Estos cambios conductuales afectaron también a los sistemas comerciales, como continúa Heaven, “causando traspiés para los algoritmos que operan por detrás de la gestión de inventario, la detección de fraudes, el marketing y mucho más. Los modelos de aprendizaje automático basados en la conducta humana normal ahora encuentran que ‘lo normal’ ha cambiado, y algunos ya no sirven”.

A diferencia de lo que se puede ver cuando se visita un almacén local, diseñar para el distanciamiento social no se limita a la mera demarcación de dos metros de distancia para hacer fila en una acera. Las distintas formas en las que las personas ocupan el espacio físico han modificado diversos factores que debemos tener en cuenta.

Principios de diseño

Una constante en todos estos cambios es el hecho de que un diseño eficiente depende del contexto, ya sea que se considere una oficina, un evento deportivo, un concierto o una escuela. Gwynne elabora: “Tenemos en cuenta los factores sociales, de modo que nuestro análisis esté en contexto con el espacio y el entorno en el que se da. Así, estos conocimientos y el enfoque de analizar cómo la gente utiliza el espacio se adaptan muy bien a los nuevos retos. No se pueden dar por sentados los parámetros ni las conductas ni las influencias; tales deben investigarse y reunirse para formar una red, una telaraña de factores que hagan posible el análisis”.

Para eso, hay que comprender los cambios nuevos en los parámetros de diseño, los nuevos objetivos de la planificación y las dificultades de diseñar para momentos sin precedentes.

Parámetros de diseño

Como con cualquier proyecto, el primer paso del diseño para el distanciamiento social es definir los parámetros pertinentes que describen el entorno. Los pilares del diseño para el distanciamiento social son:

  • Nivel de distancia social a implementar. La distancia social recomendada varía según el tipo de agente infeccioso y la jurisdicción local.

  • Densidad de ocupación relativa. El número de personas permitido en un cierto espacio varía según la ocupación de dicho espacio: de pie, sentados, caminando o haciendo fila.

  • Tasa de circulación. La velocidad con la que las personas pueden desplazarse en conjunto.

  • Velocidad de circulación. La velocidad con la que se desplazan. Varía según la actividad, el entorno y otros factores.

  • Dirección. La dirección de desplazamiento típico: unidireccional, bidireccional o en varias direcciones.

Los factores que influyen en estos parámetros incluyen:

  • Actividad y conducta de ocupación. Las actividades que los ocupantes desarrollan y la forma en la que se comportan tienen gran impacto en los parámetros de diseño, y son, en cierta medida, imprevisibles. Por ejemplo: ¿Las personas permanecen sentadas en silencio en una oficina, se mueven de un lugar a otro en una obra de construcción, o están de pie, saltando, y gritando en un concierto o un evento deportivo?

  • Umbrales de distancia social. Quien define la distancia social recomendada es la autoridad local con jurisdicción sobre el edificio. En el caso del COVID-19, la distancia general recomendada es de dos metros, pero otros agentes infecciosos con distintos patrones de transmisión pueden necesitar umbrales diferentes.

  • Patrones de desplazamiento. ¿A qué velocidad se desplazan las personas? ¿Se desplazan en grupos, individualmente, o con una combinación de estos patrones? ¿Cuál es el impacto de las condiciones que influyen en la movilidad, como el clima, las normas culturales o una discapacidad?

  • Configuración del espacio. Puede incluir elementos tales como pasarelas, muebles, particiones, etc.

Planificación para la nueva normalidad

Las metas de diseño dependen del tipo de edificio o espacio público bajo consideración. Cuando se diseña para el distanciamiento social, la meta primaria es reducir el riesgo de exposición al virus y su transmisión al minimizar la proximidad, la frecuencia y la duración de las interacciones sociales.

Hunt profundiza: “El tipo de evaluación que hacemos examina la forma en la que se usa un lugar. Esto implica recopilar datos sobre cómo llegan, se desplazan y circulan los usuarios, para luego tratar de comprender cómo podemos aumentar el número de personas que pueden usar el sistema con seguridad mediante el uso de diversas simulaciones de lo que podría ocurrir en distintos escenarios”.

Según Gwynne, “para comprender como se puede mantener esa distancia también debemos tener en cuenta algunos de los factores sociales. Por ejemplo, ¿se desplazan individualmente o en grupos? ¿Qué hacen en un lugar en particular y cómo influye esto en el espacio a su alrededor? ¿Qué tipo de comunicación se necesita en un cierto espacio? En un aula, puede ser que el docente tenga que hablar a un grupo de personas que necesite verle. En una oficina, puede implicar que alguien deba deslazarse y comunicarse con otra persona en un lugar seguro. Entonces, es necesario entender la dinámica social, tanto para el diseño del sistema como a modo de objetivo para permitir cierto grado de interacción social y comunicación.

Contratiempos frecuentes

Planificar para el distanciamiento social también significa evitar una serie de contratiempos frecuentes:

  • Olvidar que los cuerpos ocupan espacio. Al medir la distancia social, los diseñadores a menudo subestiman la distancia total entre una persona y otra. Lo que llamamos “distancia social” es en realidad una distancia de contacto (entre uno y otro cuerpo), y por lo tanto, cuando los planificadores diseñan cuadrículas o marcadores de distancia en las aceras, deben considerar el espacio que cada persona ocupa en sí.

  • Desestimar el factor tiempo. Es importante considerar, al igual que la distancia segura, el tiempo de exposición potencial, en especial cuando las circunstancias dicten que una esporádica y breve incursión en la distancia social sea inevitable.

  • Suponer que las velocidades de circulación son constantes. No todos se desplazan a la misma velocidad, y las diferencias tienen un gran impacto a la hora de mantener el desplazamiento en los carriles.

  • Descuidar los impactos secundarios. El diseño de un edificio puede afectar al distanciamiento social en las áreas adyacentes (en la calle, en las estaciones, etc.). Por ejemplo, una larga fila fuera de una tienda puede afectar a las filas de otras tiendas.

Y también está la imprevisibilidad de la conducta humana. ¿Qué pasa cuando la gente, ya sea intencional o accidentalmente, no observa las reglas nuevas de desplazamiento y distancia? En respuesta, Thompson comenta: “El enfoque general del diseño es asegurar, al menos, que un edificio tiene la capacidad para hacer frente al desplazamiento deseado. En definitiva, es responsabilidad de los usuarios seguir los carteles y observar las pautas. El enfoque primario es proporcionar, como mínimo, la capacidad y el potencial en el espacio disponible para que los usuarios hagan lo que se supone que deben hacer”.

El diseño para el distanciamiento social debe incorporar las normas culturales y la conducta humana: comprender lo que los usuarios quieren hacer y diseñar para lo que usarán esos espacios. Y para finalizar, Hunt agrega: “Si bien ahora contamos con este elemento adicional del distanciamiento social, el diseño debe seguir siendo apto para su fin específico. Tiene que seguir satisfaciendo las necesidades de los usuarios, y ese es un verdadero reto, porque, en teoría, se puede distribuir cualquier lugar de una forma modular que garantice la seguridad de todos. Pero la experiencia es importantísima. Sin comprender el comportamiento y las expectativas en cuanto a la experiencia, es como tratar de adivinar”.

Para más detalles sobre el diseño para el distanciamiento social, visita este seminario en línea.

Susan Etlinger

Acerca de Susan Etlinger

Susan Etlinger es una experta en estrategia digital de fama internacional. Se dedica principalmente a la inteligencia artificial, los datos y la ética de la tecnología. Es directora de IA e Innovación de Microsoft y miembro del think tank Centre for International Governance Innovation. Su charla TED titulada “¿Qué hacemos con todos estos datos masivos?” se ha traducido a 25 idiomas y lleva más de 1,3 millones de visualizaciones.

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