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5 estrategias para que arquitectos e ingenieros combatan el cambio climático

La mayoría de los ciudadanos no es consciente de lo mucho que puede hacer para frenar el cambio climático.

Lo cierto es que gran parte de las decisiones diarias que toman al diseñar tienen consecuencias en el clima; y cada una de ellas puede ayudar a reducir las emisiones de carbono y la dependencia de combustibles fósiles. Los encargados de crear nuestros productos de uso diario y construir los espacios que habitamos (desde ingenieros mecánicos a arquitectos) juegan un papel importante en la lucha contra el cambio climático.

View of a desktop computer with an illustration of a sustainbly-designed home

Comprender el alcance del problema

El cambio climático es una realidad y va en aumento: 2016 fue el año más caluroso desde que existen registros, y lo fue por tercer año consecutivo. Sus efectos son evidentes en la subida del nivel del mar, tormentas cada vez más intensas y frecuentes, sequías o inundaciones. Estos cambios en los patrones climáticos causan un fuerte impacto en la vida de las personas: escasez de recursos, comunidades desplazadas, mayor riesgo de desastres, convulsión política y económica… El calentamiento global no es solo un problema para el medioambiente; es un problema para la humanidad.

El aumento de las temperaturas también tiene consecuencias para las empresas. La energía es uno de los factores que más contribuyen al cambio climático: supone el 84 por ciento de las emisiones de efecto invernadero en los Estados Unidos y el 78 por ciento en Europa. Y es previsible que, conforme sigan aumentando las temperaturas, se incrementen también los costos energéticos.

Afortunadamente, el Acuerdo de París de 2015 dio un gran paso adelante para garantizar que la creciente demanda energética no resulte catastrófica para el planeta. A pesar de las recientes declaraciones sobre la decisión del presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos del acuerdo, su firma supuso el consenso entre 195 naciones para impedir que la temperatura media mundial aumente más de dos grados centígrados y evitar así un desastre climático. No obstante, para conseguirlo queda mucho por hacer.

Los arquitectos e ingenieros pueden combatir el cambio climático con un diseño que incremente la productividad.

Diseño y cambio climático

La manera más efectiva de que arquitectos e ingenieros combatan el cambio climático pasa por un diseño que incremente la productividad. Esto exige un aumento del valor (producto) y una reducción de los costos (insumos, como la energía o los recursos materiales). En el mundo de la arquitectura y la construcción, deben proyectarse edificios que utilicen menos energía. Si hablamos de fabricación, es preciso diseñar productos más duraderos y que necesiten menos materiales no reciclados. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que la productividad energética y de recursos es fundamental en cualquier proceso de diseño.

Los arquitectos e ingenieros que quieran aumentar su productividad (y, por lo tanto, luchar contra el cambio climático), pueden emplear estas cinco estrategias:

1. Tener en cuenta la productividad energética desde el primer momento. Para que los arquitectos e ingenieros controlen los costos y añadan valor al producto, deberían hacerse preguntas como “¿qué consecuencias energéticas tiene esta decisión proyectual?” o “esta elección ¿cómo incrementará la productividad energética y de los recursos?”. Es importante plantearse estas cuestiones ya en las primeras fases del proyecto (como al elegir emplazamiento de un edificio o al seleccionar un material para un nuevo producto) y repetírselas a menudo para no perder la perspectiva del diseño sostenible a lo largo de todo el proyecto. Aunque puedan parecer decisiones de poca importancia, su impacto es enorme.

A view looking up at the Shanghai Tower
Torre de Shanghái

En la Torre de Shanghái, el edificio más alto de China, se ahorró el 25 por ciento de los costos de material porque los arquitectos estudiaron cómo aligerar la construcción sin perder estabilidad. Analizaron cómo incidiría el viento en el edificio y, para no oponerle tanta resistencia, le dieron forma helicoidal. Estas decisiones formaron parte del proyecto desde sus inicios, no fueron un añadido posterior para que el edificio pareciera más “ecológico”.

2. Modelar, simular y repetir. Nunca había sido tan fácil como ahora evaluar las primeras decisiones de proyecto mediante programas de simulación que permiten elaborar un modelo rápidamente y estudiar alternativas. La empresa de productos electrónicos Opto22 conoce estas posibilidades de primera mano, ya que analizó el sistema de refrigeración electrónica de su sistema Groov (una interfaz de hardware utilizada para controlar, entre otras cosas, las fuentes del hotel Bellagio en Las Vegas). Su objetivo era reducir el factor de forma del dispositivo. La nueva interfaz eliminó todas las partes móviles, entre las que se encontraban dos ventiladores. Esto mejoró notablemente la eficiencia energética, además de reducir las necesidades de materias primas y abaratar los costos de montaje y de mano de obra (nada menos que en un 70 por ciento).

Si los arquitectos e ingenieros utilizan las herramientas de simulación disponibles hoy en día, como hizo la empresa Opto22, pueden llevar a cabo análisis que permitan una reducción similar de energía, tiempo y materiales, además del ahorro económico. Pero todos los intervinientes en el proyecto deben ser conscientes de estos beneficios para comenzar a exigir estas buenas prácticas en materia de sostenibilidad a lo largo de todo el proceso de diseño e ingeniería.

3. Mirar a largo plazo. Es importante que los arquitectos e ingenieros tomen decisiones a largo plazo que tengan en cuenta todo el ciclo de vida del producto o el proyecto. Un buen ejemplo es el fabricante de ventiladores industriales Howden France. La empresa analizó sus turbinas de ventilador (PDF, en inglés) para estudiar la fatiga y ajustar el espeso y el peso. Optimizar el peso de las turbinas permitió a Howden reducir la inercia del ventilador, lo que incrementó su durabilidad y permitió reducir la potencia del motor. Además, esta solución conlleva menores costos de funcionamiento, así que los clientes también salen ganando.

Diseñar con vistas al mantenimiento también es fundamental; al fin y al cabo, el producto más sostenible suele ser el más duradero. HP era consciente de esto cuando lanzó al mercado la tableta Elite x2 1012 G1. La empresa ofrece información en línea y facilita piezas de repuesto para que los propios usuarios puedan reparar sus dispositivos.

4. Estudiar el sistema en su conjunto. Los arquitectos y diseñadores que mantienen un enfoque integral tienen en cuenta las relaciones entre sistemas complejos en vez de centrarse en elementos individuales del sistema. Esto es muy importante, ya que los retos como el cambio climático constituyen un conjunto de aspectos interconectados que no pueden resolverse aisladamente. Mantener la perspectiva del conjunto y analizarlo de manera integral permite descubrir interesantes oportunidades que pueden incorporarse en las fases iniciales del proceso.

El equipo responsable de los vehículos híbridos Urbee mantuvo este enfoque integral en su intento de producir un medio de transporte económico, rápido y seguro que funcione con una pequeña cantidad de energía. Tomando en cuenta todos los factores interdependientes y planteándose desde el inicio algunas cuestiones que hasta entonces habían pasado inadvertidas, pudieron fabricar un híbrido más eficiente, que recorre unos 65 km con un litro de combustible y pesa menos de 550 kg.

Looking up at a wind turbine

5. Divulgar. Un diseño que incrementa la productividad supone un ahorro para los clientes y un mayor valor del producto. Pero conviene informar de estos logros a los usuarios. Los arquitectos e ingenieros deben concienciar a sus clientes, proveedores, subcontratistas y colegas sobre esas decisiones que pueden tener una gran incidencia tanto en los resultados de la empresa como en el cambio climático.

El estudio de ingeniería y arquitectura global HOK ha dado un gran paso en este campo al adherirse al Compromiso 2030 del American Institute of Architects. Se trata de un plan estadounidense de apoyo para superar el Reto 2030 de la Arquitectura, una iniciativa que intenta involucrar a los proyectistas del mundo entero para que en 2030 todas las urbanizaciones y edificios nuevos, así como las rehabilitaciones integrales, reduzcan a cero su balance energético. Anica Landreneau, directora del departamento de consultoría medioambiental de HOK, explica que “nuestros arquitectos hablan cada vez más sobre energía con los clientes, ingenieros, contratistas y consultores. Discutir sobre eficiencia energética con más asiduidad desde el inicio del proyecto nos ha permitido disminuir los costos de producción y que nuestros clientes reduzcan notablemente los gastos de funcionamiento”.

En esencia, un diseño sostenible es un diseño adecuado. Dar respuesta al cambio climático es hoy más urgente que nunca. Cuantos más arquitectos e ingenieros se cuestionen la eficiencia energética desde el inicio de los proyectos mediante herramientas de simulación y análisis, y además mantengan una perspectiva global y a largo plazo, más avanzará la lucha contra el cambio climático. Y lo mejor es que, al mismo tiempo que se reducen las emisiones, se aumentan los beneficios que obtiene el cliente.