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¿Es posible productizar la construcción? Te contamos 3 estrategias

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Antes de la Revolución Industrial, los artículos cotidianos como ropa y calzado se hacían bajo pedido y se diseñaban para cada cliente particular. Ya en el siglo XVIII, empezaron a construirse máquinas que podían elaborar productos en fábricas a mayor escala. Cada uno de estos enfoques aporta unos valores: el primero, personalización y artesanía; el segundo, eficiencia y fiabilidad.

Los clientes y consumidores de hoy en día exigen todas estas cualidades y muchas más. Quieren tanto la exclusividad de los artículos personalizados como el precio y la comodidad de los métodos de fabricación industrializados. Por este motivo, tanto las nuevas empresas como las más consolidadas han implantado modelos de negocio que incluyen estrategias de productización para convertir en producto otros posibles servicios de la empresa y ofrecer a sus clientes diversas combinaciones de personalización, eficiencia y precio de manera fácilmente reproducible.

Por ejemplo, la empresa de productos ópticos Warby Parker y Nike permiten al comprador escoger los materiales, el color y el estilo de sus productos por encargo, desde la forma de las monturas de las gafas hasta el color de su emblemático logo en las zapatillas Nike TrueFit. Empresas como Molekule o John Deere también han productizado su oferta, de modo que la experiencia, el servicio y la capacidad de adelantarse a lo que quiere el cliente son una parte integrante del producto, junto con el propio purificador de aire o la maquinaria agrícola.

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Amy Marks es la responsable de estrategia y fomento de la construcción industrializada de Autodesk. Ilustración de Micke Tong.

Amy Marks, responsable de estrategia y fomento de la construcción industrializada de Autodesk, está convencida de que la oportunidad de productización va más allá de los bienes de consumo y que también es aplicable al sector de la construcción: “Hace poco estuve en una presentación y el orador comparaba cómo se fabricaban los vehículos y los teléfonos móviles hace unos años y cómo se hacen ahora; no tiene nada que ver. Luego nos enseñó cómo se construían antes las casas y cómo las hacen ahora y es prácticamente igual”.

Y continúa: “Durante los últimos siglos no hemos avanzado mucho en la manera de diseñar y fabricar viviendas y edificios. El problema es que, a medida que el diseño se vuelve más complejo y se incorpora en ellos más tecnología, nos vamos encontrando con un producto radicalmente distinto a lo que había antes. Hoy en día no tenemos las herramientas adecuadas para hacernos cargo de la complejidad, la variación y la escala de los edificios y asegurarnos de que seguirán siendo eficientes conforme pase el tiempo. A menos que podamos productizar la construcción, no conseguiremos aplicar una tecnología que tiene un potencial increíble”.

Pero la inercia y la baja eficiencia no son los únicos inconvenientes a los que deben enfrentarse las empresas de construcción: “El 40 % de los residuos que terminan en un vertedero proviene de la construcción ―afirma Marks―. Tenemos que cambiar el modo de construir. No se trata solo de eficiencia y valor, sino de todo un sector que debe ser más sostenible para que podamos seguir diseñando y construyendo edificios, atraer a nuevas caras a estos gremios, a la arquitectura, al diseño, y crear un mundo más limpio. Si seguimos haciéndolo todo igual, la raza humana se irá a pique”.

La autora, Susan Etlinger, es analista sénior en Altimeter Group. Ilustración de Micke Tong.

Como bien explica Marks, no se trata de una tarea sencilla: “Cuando hablamos de productizar la construcción, no nos referimos a un producto concreto en un sector concreto, sino de un ecosistema complejo con empresas completamente independientes que ni siquiera tienen por qué compartir la misma propuesta de valor”.

Marks piensa que adaptar las estrategias de productización a este sector es todo un reto, pero cree que es posible y necesario. Algunos de los principales escollos para la innovación en el modelo de negocio se deben a las herramientas y los procesos, pero otros muchos son culturales y están anclados en años de tradición, en la praxis profesional, en la formación, en la manera de trabajar e incluso en el propio concepto de valor. A continuación, Marks apunta tres recomendaciones para iniciarse en este proceso:

1. Acabar con el aislamiento

El primer paso para transformar el modelo de negocio consiste en reunir agentes de distintos equipos y disciplinas para que descubran todo lo que pueden aportarse mutuamente y las oportunidades que pueden surgir, así como los puntos conflictivos. Pero solo con esto no es suficiente para provocar un cambio real. “Juntar a esas personas en una sala no basta para que cambien una manera de hacer las cosas que hasta ahora les ha dado de comer”, advierte Marks. El siguiente paso es aprovechar la tecnología para sentar juntos las bases del entendimiento mutuo.

2. Aprovechar la tecnología para alcanzar el entendimiento mutuo

Para Marks, lo siguiente es unificar toda la información válida: “Nos movemos en un mundo con tal cantidad de información que no puede estar únicamente en la cabeza de unas pocas personas, debe tener el grado de detalle necesario y ubicarse en un lugar neutral en el cual aplicar herramientas como el aprendizaje automático, la robótica o la automatización en beneficio de todos”. Esto no es solo importante en el contexto de un proyecto concreto, sino en el conocimiento compartido entre las empresas que va surgiendo a partir de las experiencias de los diversos equipos.

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Ilustración de Micke Tong.

3. Empezar por un proceso clave, ponerlo a prueba y seguir aprendiendo

Como han afirmado estos últimos años muchos expertos en liderazgo, el gran reto suele ser el cambio cultural. Marks opina que es importante escoger un primer proceso y productizarlo para generar en los intervinientes un sentimiento de objetivo y motivación comunes y, lo que es más importante, que se sientan cómodos transfiriendo estos planteamientos a otros procesos y aplicaciones: “Al comprobar los buenos resultados, todo el mundo quiere aplicarlos en otros lugares, de modo que se va afianzando una base de conocimiento compartido y un conjunto de buenas prácticas”.

Marks reconoce que este cambio no es fácil. Requiere ganas de aprender y de probar cosas nuevas, visión y paciencia para no perder la perspectiva: “Si seguimos haciendo lo mismo, no vamos a obtener resultados muy diferentes. Tenemos que aceptar que los cambios no son cómodos y que nos toca explorar nuevos caminos”.

Acerca de

Susan Etlinger es una experta en estrategia digital de fama internacional. Se dedica principalmente a la inteligencia artificial, los datos y la ética de la tecnología. Es directora de IA e Innovación de Microsoft y miembro del think tank Centre for International Governance Innovation. Su charla TED titulada “¿Qué hacemos con todos estos datos masivos?” se ha traducido a 25 idiomas y lleva más de 1,3 millones de visualizaciones.

Profile Photo of Susan Etlinger, Microsoft Director, AI & Innovation - ES