Para tener una plataforma exitosa se necesitan clientes; a su vez, para tener clientes, algo debe atraerlos a ella. Podríamos decir en resumidas cuentas que lo que hay que crear es valor. Las mejores plataformas son aquellas que cuentan con las capacidades más convincentes. Es aquí donde radica la importancia de la innovación. Si no eres innovador, no es este el lugar en que puedas seguir rápidamente los pasos de los demás. Se trata de un ámbito en que las empresas deben pensar de forma valiente, desarrollar previsiones estratégicas y hacerse preguntas tales como: “¿En qué dirección van a avanzar las cosas? ¿Cómo va a cambiar el mercado? ¿Qué necesitarán nuestros clientes en el futuro?”.
Un ejemplo perfecto de esto lo encontramos en Tesla. Se trata de una empresa que desde el principio tenía un planteamiento en términos de plataforma y construyó algo más que un vehículo eléctrico. Lo que hizo fue desarrollar un ecosistema de transporte y una infraestructura de energía eléctrica, es decir una plataforma completa para apoyar su producto. Si Tesla se hubiera ocupado de construir únicamente un mejor automóvil, habría fracasado.
Lo que esta empresa hizo, por otra parte, fue redefinir la fabricación automovilística e introducir un nuevo tipo de vehículo con integración energética, eléctrico y eficiente. Una forma rápida de medir su éxito es ver cuántos Teslas circulan actualmente por las carreteras. Elon Musk tiene el hábito de poner en entredicho el statu quo y así ha generado todo un caudal de innovación, como la empresa start-up galáctica SpaceX y los planes para emplear tecnología Hyperloop.
No es fácil generar una plataforma que suscite interés. Autodesk ha estado trabajando más de diez años en una plataforma desarrolladores llamada Forge, que tiene la visión a largo plazo de conectar clientes y datos. Dicho esto, para adoptar una forma de operar en plataformas y ser parte de la economía de las mismas, no es necesario generar una propia. No todas las empresas tienen las posibilidades y además, según MIT Sloan, el 85 % de las plataformas no sobreviven a largo plazo.
Cabe señalar que las plataformas se convierten rápido en un océano rojo, y ante la pregunta de si hay margen suficiente para 12 plataformas en el sector de la construcción, la respuesta es un no rotundo. Pero por otra parte, si planteamos la pregunta de si más de 12 empresas se consideran idóneos propietarios de una plataforma de construcción, la respuesta es afirmativa. Por consiguiente, la conclusión lógica es que de no poder vencerlas, mejor unirse a ellas.
Si miramos el ejemplo de Netflix constatamos que con 207 millones de suscripciones es la empresa de emisión por streaming y subscripción más grande del mundo, algo que no consiguió construyendo su propia estructura de servidor, sino empleando los servicios de Internet que ofrece Amazon Web Services. La empresa empezó a operar enviando DVD por servicio postal para construir su base de clientes, si bien su objetivo a largo plazo fue siempre convertirse en una empresa de emisión por streaming. Fue una decisión empresarial inteligente que les permitió innovar, crear una nueva forma de consumir contenido mediático y lograr un nivel tan alto de éxito.
La mayoría de las empresas de construcción tendrán también que operar con plataformas externas porque generar la suya propia no tiene mucho sentido. Con el aumento en la construcción de servicios de computación en la nube, muchas organizaciones tendrán multitud de oportunidades para sacar partido de las plataformas y lograr mayor productividad, operaciones más eficientes, más ahorros e innovación.