Una impresora 3D de uso doméstico solo es, en el fondo, una gran pieza móvil. Pero en el proceso, es decir, aplicar material a un sustrato para convertir un diseño digital en un objeto físico, intervienen numerosas piezas más pequeñas, cada una de las cuales puede fallar. Cuando esto ocurre, suele deberse a una serie de problemas comunes que es posible corregir.
Problema n.o 1: El ghosting
Cuando un extrusor (el “cabezal” de impresión 3D) se detiene o cambia de dirección en un giro brusco, está sujeto a la inercia, como cualquier masa al acelerar o decelerar muy rápido, y esto puede hacer que oscile un poco hacia delante y hacia atrás para reorientarse a la posición que le marca el diseño en el archivo fuente. Esta oscilación puede dar lugar al patrón ondulado característico, conocido también como ghosting o ringing, en el punto donde se produce el cambio de dirección.
Solución n.o 1: Imprimir más despacio
Si yendo a 100 km/h frenas en seco el coche, notarás una impresión mucho mayor que si lo hicieras a 25 km/h, y el mismo principio vale para el extrusor de una impresora 3D. La solución también es la misma: reducir la velocidad. La mayor parte de los dispositivos para uso doméstico tienen controles sencillos a los que se accede a través de un menú en el propio dispositivo o de una aplicación para ordenador o smartphone. Allí se encuentra un ajuste para regular la velocidad del extrusor. En los puntos en los que se aplica el material, hay que ser más lento y cuidadoso, y en los que no, puedes acelerar para ahorrar tiempo.
Solución n.o 2: Corregir los problemas mecánicos
Si la causa del ghosting o patrón ondulado no está en el software, te sorprendería saber la cantidad de veces que se trata solo de un tornillo flojo, sin más. Incluso una mínima vibración causada por este motivo o por una fisura minúscula en cualquier pieza rígida puede provocar un desequilibrio en el extrusor, apenas perceptible a simple vista. Observa la impresora con atención mientras está en funcionamiento. Quizá puedas localizar la vibración que causa el fallo mecánico origen del problema.
Problema n.o 2: La mala adherencia a la cama de impresión
Al igual que el exceso de inercia en el cabezal de impresión, la inercia en la capa de material anterior también puede causar daños. Si la primera capa no se adhiere bien a la base, todas las capas posteriores se depositarán ligeramente descentradas a causa del movimiento y, por efecto de la teoría del caos, el resultado final no se parecerá en nada a la versión digital.
Solución n.o 1: Nivelar perfectamente la plataforma
Las impresoras 3D de gama alta para uso doméstico a menudo tienen camas ajustables, con tornillos o mandos para regular la posición. Si no está perfectamente nivelada (una esquina o lado pueden estar un poco más altos), la distancia entre el extrusor y la cama es mayor en algunos puntos y el material no se adhiere bien.
Solución n.o 2: Controlar la distancia
En la mayoría de los casos, es posible ajustar la distancia entre la boquilla del extrusor y la cama (o la última capa). Para lograr una buena adherencia cuando se utiliza el material de impresión 3D más común, el polímero plástico, conviene situar la boquilla lo bastante cerca de la cama, de manera que el filamento se “aplaste” un poco contra ella. El ajuste óptimo dependerá de la geometría y el material. Puesto que cada capa suele tener un grosor de unos 0,2 mm, es importante cambiar en incrementos muy pequeños hasta encontrar la distancia ideal.
Solución n.o 3: Imprimir más despacio la primera capa
Si la primera capa no se deposita con suficiente cuidado, no se adherirá a la cama. Además, si se mueve o desplaza, las demás capas estarán descentradas. Conviene, por tanto, cambiar los ajustes para que la primera capa se deposite más despacio que las demás, de manera que tenga tiempo suficiente para enfriarse y adherirse a la cama.
Solución n.o 4: Regular la refrigeración
Una vez más, entra en juego la física. Al enfriarse, el plástico se contrae y, como consecuencia, la primera capa puede adherirse peor o desprenderse de la cama. Esta última se calienta a una temperatura específica a fin de controlar la temperatura de enfriamiento mientras se añade el resto de la geometría. Si la primera capa se enfría demasiado lento o demasiado rápido, se puede regular la velocidad de enfriamiento ajustando la temperatura de la cama en la configuración del dispositivo o en el firmware para adaptarla a la complejidad y el detalle del modelo.
Problema n.o 3: El encordado
El encordado son las telarañas o filamentos con que aparecen envueltos el coche, la cabeza de Darth Vader o el diminuto mueble que has impreso en 3D, como si el plástico siguiera rezumando del extrusor cuando debería haberse detenido. Se conoce también por los términos babeo, stringing y oozing.
Solución n.o 1: Regular la retracción del extrusor
La boquilla del extrusor se retrae del modelo cuando se le indica que no debe añadir más material. Las especificaciones dependen tanto de los ajustes del software o el firmware del dispositivo como de la complejidad del modelo. Si la boquilla no se retrae lo bastante lejos o lo bastante rápido, puede dejar estos característicos filamentos adheridos a las superficies.
Solución n.o 2: Reducir la temperatura
Una temperatura del material demasiado alta no impide que el extrusor se retraiga cuando es necesario, pero el material en sí, al ser más maleable debido a la alta temperatura, puede fluir de la boquilla en pequeñas cantidades y quedar pegado al modelo a medida que el extrusor se desplaza a la siguiente superficie.
Solución n.o 3: Evitar los recorridos largos en vacío
Cuanto más corto es el recorrido que un extrusor tiene que hacer en vacío (sin imprimir), menos tiempo tiene el material sobrecalentado de fluir por la boquilla. En recorridos más largos, hay más tiempo para que se produzca el babeo. El software de construcción inteligente puede resolver este problema planificando la fabricación de una pieza de manera que se utilice el menor número de movimientos largos en vacío. Otra solución consiste en modificar o programar los ajustes del extrusor para que aumente la velocidad en estos movimientos largos, a fin de evitar el babeo.