En Colombia, Blue Bird Coffee rompe paradigmas de la producción de café con BIM
Una taza de café puede tener mejor gusto si se combinan altura, sol, sombra, el conocimiento de cuatro generaciones, la experiencia de la industria de la construcción, la digitalización y el big data. Sumando herramientas tecnológicas en la producción de café se obtienen productos de mayor calidad.
En Colombia, la industria del café representa 25 % del Producto Interno Bruto del sector agropecuario y genera alrededor de 2 millones de empleos, entre directos e indirectos. Una de las regiones cafeteras más importantes está en el municipio de Manizales, muy cerca del volcán Nevado del Ruiz, que forma parte del famoso eje cafetero colombiano, una región donde se produce el que, para muchos conocedores, es uno de los mejores cafés del mundo.
Justo ahí, en un paisaje verde, se encuentra la finca de la familia de Juan David Hurtado. Enfocado en las transformaciones digitales, este ingeniero empezó a preguntarse hace unos años si podría transferir el conocimiento de la construcción hacia la agricultura. “En todas las industrias manejamos los mismos factores para ver si un negocio va a ser rentable comenta–, como la espacialidad, el tiempo, el costo y las múltiples variables del entorno”.
Fue así que empezó a llevar esos conceptos a la producción del café. “Me basé en temas como Machine Learning o Business Intelligence que, básicamente, tratan de conseguir datos –describe–, convertirlos en información y después transformarlos en conocimiento”.
Desde hace más de 40 años, su padre registra a mano –literalmente con pluma y papel– todos los datos de la finca, como la producción o los precios, por lo que hay mucha información disponible para seleccionar, analizar y digitalizar.
Digitalizar décadas de conocimiento
Primero llevaron al entorno digital el mapa de la finca. El padre de Hurtado –que hoy tiene 67 años– solía tener doblado en su bolsillo un mapa dibujado a mano, que usaba para ubicarse o para saber qué siembra había en cada lugar.
Pero ahora, utilizando Autodesk Revit –y con la participación del hermano de Hurtado, que es arquitecto–, levantaron la topografía de las siete hectáreas del terreno, identificando la altitud de cada zona y la cantidad de sol y sombra que hay en cada parte del terreno.
Asimismo, apoyándose en Autodesk Forge, recabaron los datos que su papá había reunido en documentos hechos a mano durante cuatro décadas. “Las personas mayores son las que tienen hoy el conocimiento de la agricultura, y por eso es importante empezar a recoger ese conocimiento”, apunta Hurtado.
Cuando se cruzan las bases de datos se puede saber, por ejemplo, si en un lote con menor cantidad de sombra u algún otro factor se cosecha café con mejor sabor. “Con el café de Colombia sucede que uno puede probar lotes distintos y saben completamente diferente; lo mismo con el de una finca y otra. Eso se debe a que hay muchísimas variables que están en contacto con el café para darle un sabor a cada producción”, indica Hurtado. “Por eso también hay que hablar con otros especialistas, como los agrónomos, para saber cuál es la forma más inteligente de procesar esta data”
Además, se puede hacer un mejor cálculo de los insumos que se requieren para las tareas del campo. “Por ejemplo –dice Hurtado–, conociendo el área de trabajo y el número de árboles, puedo calcular cuánto material necesito si debo aplicar fungicida en algún lote”.
De la construcción al campo
El siguiente paso es desarrollar un aplicativo que permita tomar toda esta información y hacer un análisis de los datos, como la cantidad de café que se cultiva cada semana y los números de lote, además de incluir imágenes y geolocalización. “Así –asegura Hurtado– asociamos la geometría y la espacialidad con un registro fotográfico, el cual se puede tener simplemente con un celular y el aplicativo”.
“Con Autodesk BIM 360, la información se puede guardar en una tableta o un celular, además de tener el acceso al modelo de la finca. Y con Revit podemos identificar los mejores sitios para construir ciertas cosas: hay puntos donde, por ejemplo, se necesita mucho más sol para el secado del café (uno de los procesos más característicos de este producto colombiano)”, describe.
De esta manera, Hurtado también puede considerar variables como la distancia de sembrado entre los árboles y la variedad de café que hay en cada zona, así como el área que ocupan los sembradíos. Si todo eso se cruza con otros datos de otras fuentes, como la información meteorológica, cada vez se podrá obtener producciones de mayor calidad.
“Toda esa información –afirma– me va a permitir analizar los patrones de soleamiento de los diferentes años, la intensidad de las lluvias, temas de humedad relativa o de temperatura. La base de la información tiene que ser un modelo digital, y esa es la verdadera innovación”.
Una solución para todos
Otro de los objetivos de Hurtado es lograr una mejor interfaz en su aplicativo, la cual permitiría tener información más clara y fácil de usar para las personas del campo. “El gran reto es que sea más intuitiva, que no sea algo pensado solamente para la gente que está metida en el día a día con la tecnología –explica–, sino que lo puedan usar personas con formación diferente”.
También está pensando cómo debe manejar toda esta data para subirla a la nube, para que él y su equipo puedan procesarla y realizar los análisis correspondientes. “De esta manera, si yo estoy en Bogotá y mi papá o las personas que están en el campo me quieren mostrar cosas desde la finca, me pueden enviar las fotos y un registro de lo que se está haciendo”, apunta.
Pero esta información no sirve de mucho si se queda únicamente en la finca, por lo que el siguiente nivel sería compartirlo con la gente. “Esto requiere de más personas trabajando por el proyecto para poder tener un mejor producto final, con el objetivo de que se pueda ofrecer a las personas del campo a un costo razonable para generar valor y un impacto ambiental y social”.
“Todo esto es simplemente tomar algo que ya existe –resume– y ponerlo donde antes no estaba. La agricultura está tomando otro sentido, hoy queremos tener mejores productos, productos que sean más naturales, por lo que la tecnología es cada vez más importante para cuidar las cosechas, sobre todo en temas como el calentamiento global”.
La nueva generación del café colombiano
Hoy Colombia vive la “tercera ola del café”, movimiento que busca producir más cafés especiales y de mayor calidad, por lo que este proceso de digitalización puede servir para generar mezclas cada vez más sofisticadas.
Hurtado es gerente y fundador de Blue Bird Coffee, marca que siembra en su finca y comercializa dos variedades muy preciadas: Castillo y Gesha. En su página web se puede consultar la descripción del sabor de sus cafés de manera gráfica e interactiva.
“Todo esto también sirve para cambiar la personalidad de los jóvenes –finaliza el ingeniero–, para que ya no vean al campo como algo aburrido, sino como algo cargado de tecnología y de oportunidades. Tenemos que empezar a tomar ese conocimiento y cuidarlo. Ahí es donde está nuestro gran reto”.