En la estrategia de Challenergy para implantarse en las islas, la primera ubicación para una turbina de diez kilovatios ha sido la provincia de Batanes, en Filipinas. Shimizu explica que geográficamente se encuentra muy cerca de la isla de Ishigaki, por lo que las condiciones meteorológicas son similares, con tifones frecuentes: “Aunque el turismo es su principal industria, su red de suministro eléctrico es bastante frágil y se producen cortes casi a diario. Un día fuimos a un restaurante que tenía su propio generador y lo encendían cada vez que se iba la luz”.
En Filipinas hay más de 7000 islas, de las que varios cientos están habitadas y necesitan electricidad. “Suministrar energía a las islas no es solo un problema de Japón o Filipinas, es un reto energético a escala planetaria ―advierte Shimizu―. Cada vez recibimos más consultas de poblaciones isleñas de todo el mundo. Muchas son destinos turísticos muy conocidos. Esto justifica nuestra estrategia, ya que vemos que la demanda es realmente muy elevada”.
Los países insulares tienen una alta demanda eléctrica para dar sustento a un sector turístico esencial para su economía. Sin embargo, la polución provocada por los generadores diésel es contraria a las preocupaciones medioambientales de este mismo sector.
“La energía solar no es una opción, porque cualquier terreno válido para granjas solares ha sido ya ocupado ―lamenta Shimizu―. Por otra parte, puede sonar extraño, pero las horas de radiación directa suelen ser limitadas en las islas. Esto hace difícil contar con energía solar suficiente para sus poblaciones. Aunque el viento casi siempre sopla con fuerza sobre las islas, la propia orografía provoca perturbaciones en el flujo del viento, lo que causa problemas en las turbinas convencionales de palas y riesgo de daños en las máquinas. Nuestras turbinas dan respuesta a las necesidades de las poblaciones isleñas mejor que cualquier otra fuente de energía renovable, por lo que tenemos muy claro que ese es el camino que debemos seguir como empresa”.
La primera turbina eólica de Challenergy en Filipinas está plenamente operativa en Batanes desde agosto de 2021, y Shimizu confirma que no cejará en su empeño de proporcionar energía suficiente a las islas para que se autoabastezcan.
Pero Shimizu va más allá: “Podemos sacar partido del ilimitado potencial del océano y combinarlo con la energía eólica para conseguir que el consumo energético de las islas sea a base de hidrógeno. Lo primero es proporcionar energía a esas pequeñas islas y seguir dando pasos. Si logramos que el 100 % del consumo de una isla se base en el hidrógeno, obtendremos un paraíso en la tierra, sin combustibles fósiles, que sin duda atraerá a los turistas. En última instancia, y empezando por Japón, queremos transformar estos países insulares de todo el mundo en productores de energía a base de hidrógeno. Si logramos aprovechar la potencia de los tifones como recurso para producir hidrógeno y luego exportarlo, podremos avanzar hacia una sociedad cuyo consumo se base en el hidrógeno. Sería una auténtica revolución para estas naciones-isla, que en la actualidad tienen que importar su energía”.