Cuando la práctica de enviar gemelos digitales a los propietarios sea una realidad habitual, los costos de mantenimiento descenderán y, a su vez, esos propietarios estarán más preparados para alcanzar sus objetivos de sostenibilidad.
Digamos que existe un edificio en el que sus administradores necesitan cambiar los filtros de aire acondicionado cada seis meses. Hoy día, los propietarios probablemente gestionen tareas como esta utilizando una hoja de cálculo de Microsoft Excel con la lista de todos los elementos de la infraestructura, con sus correspondientes fechas de mantenimiento programado. Pero esa hoja quizá no incluya la ubicación de cada filtro, el costo de reemplazo o el tiempo que tardaría la persona encargada del mantenimiento en encontrar dichos filtros.
Con BIM es muy fácil incluir la geolocalización de cada filtro y su historial de mantenimiento. El administrador puede solicitarle al modelo en sí que le muestre exactamente dónde están los filtros del edificio y los sistemas a los que están conectados. El modelo, a su vez, puede darle a dicho administrador acceso a la toda la información de uso de cada componente específico.
Añadámosle a todo esto el poder de la inteligencia artificial (IA). Gracias a ella, una administradora podría sacar provecho del mantenimiento predictivo. Cada sistema o componente tiene un contexto histórico. La administradora no solo sabría dónde está y de qué está hecho cada componente, sino que también conocería las circunstancias que lo rodean: sabría el tipo de uso que hacen las personas de cada sección del edificio e incluso qué patrones meteorológicos han tenido un impacto en sus funciones. Fundamentándose en la experiencia y el uso, por un lado, y sacando partido del aprendizaje automático, por otro, la administradora podría predecir el momento en el que es probable que falle un sistema y repararlo antes de que ocurra. Esa es una de las posibilidades que ofrecen los gemelos digitales a lo largo de un proceso BIM.
Un gemelo digital también es una buena herramienta para maximizar la sostenibilidad medioambiental. Los edificios son la causa de aproximadamente el 40 % de la huella de carbono de las ciudades. Hay muchas maneras de optimizar un edificio para reducir su impacto climático y su consumo de energía, calefacción o agua. Si lo único que un administrador tiene a su disposición es una tabla estática, no sabrá dónde están los puntos de más actividad. Sin embargo, si visualiza los datos en un modelo 3D, utilizando datos provistos por sensores instalados por todo el edificio, sí podrá entender el consumo de energía o las fugas de aire caliente de sus distintas partes.
En la construcción de un proyecto en Grenoble (Francia), varios ingenieros de Autodesk se reunieron con un alto cargo del Gobierno regional del país, a quien mostraron un prototipo de gemelo digital para un edificio de oficinas del Gobierno. Así, el funcionario pudo visualizar lo que ocurría a nivel físico. La imagen de la sala cambiaba de color según la temperatura ambiental. El edificio se encuentra en las montañas, en un clima frío, pero se podía apreciar que un lunes a las 6:00 de la mañana hacía calor en su interior, cuando la mayoría de la gente no entraba a trabajar hasta las 9:00.
El alto cargo les preguntó por qué se encendía la calefacción tres horas antes de que hubiera gente en el interior. Entonces reparó en una cámara en el centro del edificio, en la que los colores cambiaban de azul a rojo y viceversa. Le explicaron que la persona que trabajaba en esa ubicación se quejaba constantemente de que hacía demasiado calor y, por eso, siempre abría la ventana (y la dejaba abierta durante la noche) para dejar entrar el aire frío de la montaña.
Estos no son más que dos ejemplos de cómo la transformación digital —gemelos digitales creados mediante un proceso de BIM basado en la nube— puede crear valor para los propietarios de los edificios.