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Inteligencia académica o callejera: ¿qué es una ciudad inteligente?

Las nuevas tecnologías como el internet de las cosas —una capacidad de red que permite a los objetos y dispositivos enviar y recibir datos — están influyendo en la construcción de las ciudades y su transformación digital. Sin embargo, si los datos recopilados no se analizan en tiempo real no valen gran cosa. ¿Y si los datos recolectados en las ciudades a través de sensores y otros medios pudieran ayudar a las metrópolis a evolucionar y optimizarse, convirtiéndose en ciudades realmente inteligentes? En este video aprenderemos sobre los orígenes del concepto de la ciudad inteligente y veremos las urbes que están a la vanguardia.

[Transcripción del vídeo]

¿En qué se parece la antigua ciudad de Roma a Los Ángeles y esta gran urbe deshabitada en el desierto?

Aunque se han construido con una distancia de miles de años en diferentes puntos del mapa, ambas se han erigido con el propósito de convertirse en una ciudad inteligente.

¿Qué es una ciudad inteligente? La respuesta depende de a quién se le pregunte.

“Una ciudad inteligente es una zona desarrollada… una comunidad… un centro urbano… una serie de sensores interconectados… conexiones de red mediante información valiosa y ampliamente utilizada… recopilación de datos… supervisión del patrón…”.

Los datos son el común denominador. El uso que una ciudad hace de esos datos es lo que determina su inteligencia.

Hay cinco principios que definen a una ciudad inteligente: la transformación digital, el entorno urbano, la movilidad, la gestión pública y las finanzas, y las ciudades inclusivas y colaborativas. Profundicemos un poco más en el ámbito de la transformación digital.

La versión actual de una ciudad inteligente utiliza el internet de las cosas, o los sensores IoT, que recopilan e interpretan los datos para mejorar nuestra vida diaria. Coches con conducción autónoma, redes de prevención de delitos, carreteras que suministran energía a los vehículos; Son conceptos de IoT que podrían llegar pronto a una ciudad vecina. Según estas definiciones avanzadas, hay pocas ciudades en nuestro planeta que cumplen estos requisitos, si es que hay alguna. Aún así, hay gente que sostiene que las ciudades siempre han sido inteligentes.

En el año 753 a. C., se estableció el censo romano. Cada cinco años, los ciudadanos tenían que registrar sus bienes y propiedades ante el Gobierno. Fue una de las primeras recopilaciones de datos que se utilizó para tomar decisiones municipales en ámbitos como la defensa, el comercio o la expansión de recursos naturales; fue una forma temprana de estudio de mercado comunitario.

1960: Los Ángeles pone en marcha el sistema de información urbanística.

A finales de los 60, el sistema de información urbanística de Los Ángeles supuso un gran avance en el concepto de ciudad inteligente. Durante los siguientes 10 años, la oficina de análisis comunitario empleó bases de datos informáticas rellenadas con las primeras fotografías aéreas infrarrojas para crear informes sobre la demografía de los barrios.

Los informes generados mediante este estudio clasificaron los grupos de población con nombres como “los solteros de Los Ángeles”, “los suburbios de los 50”, “los más ricos de los pobres”, etc. Esta recopilación de datos observacionales influyó en la planificación urbanística y contribuyó a que los barrios de Los Ángeles adquirieran el aspecto actual.

2015: Pegasus Global Holdings anuncia la construcción de la primera ciudad laboratorio deshabitada.

En 2015, la empresa tecnológica Pegasus Global Holdings decidió que el estudio de mercado observacional no era suficiente para su idea de desarrollar una ciudad inteligente. Como consecuencia, surgió el proyecto de construir una representación de una modesta ciudad americana totalmente funcional, pero en la que no viviría nadie.

CITE (Center for Innovation Testing and Evaluation) ha construido oficinas, viviendas y autopistas únicamente para fines de investigación.

CITE (Center for Innovation Testing and Evaluation) incluiría edificios de oficinas, parques, viviendas y su propia autopista interestatal, todo ello para probar tecnologías basadas en sensores a gran escala. Algunos conceptos, como el transporte inteligente, la producción de energía alternativa y la supervisión pública, se podrían experimentar y analizar sin que la sociedad humana entorpeciese el trabajo.

En 2019, Singapur destinó 1000 millones de dólares singapurenses a su iniciativa de ciudad inteligente. Los fondos impulsarán proyectos como la vigilancia visual avanzada, el transporte público inteligente, la mejora de la iluminación exterior y una gestión más autónoma del tráfico.

Los datos recopilados se introducen en un sistema en línea que permite que los responsables del proyecto observen el funcionamiento de la ciudad en cualquier momento.

La misma tecnología que permite la carga inalámbrica de un cepillo de dientes se está probando para suministrar energía a autobuses eléctricos en Seúl (Corea del Sur). Estos autobuses se cargan mediante bobinas colocadas debajo del asfalto mientras hacen paradas en su ruta. Los datos de estas pruebas determinarán cuántos autobuses se pueden utilizar con esta infraestructura.

En Ámsterdam, las baterías domésticas están interconectadas para crear una planta eléctrica virtual, de modo que los propietarios de placas solares pueden vender al por mayor sus excedentes de energía solar.

2030: Redes inteligentes ampliadas en todo el mundo

En la próxima década, dispondremos de redes inteligentes ampliadas para soluciones energéticas eficientes, una automatización de sistemas urbanos cotidianos compatibles con IA y una gestión automatizada de vehículos.

Se espera que la población urbana alcance los 6.700 millones de habitantes en 2050. En 2100, es probable que haya un total de 11.000 millones de habitantes. Se producirán grandes cambios en todo el planeta en el camino de adaptación a este crecimiento.

Siempre que han existido ciudades, gobiernos o colonias, ha habido datos que contribuyen a ellos. Las comunidades siempre han tenido que ser inteligentes para expandirse y sobrevivir. Ahora simplemente lo están siendo cada vez más.

Pronto la pregunta será: “¿cuándo se considera que una ciudad es muy inteligente?”.