Las tecnologías modernas como la impresión en 3D han tenido un impacto notable en el proceso de fabricación de juguetes. Tradicionalmente, la fabricación de juguetes suponía crear moldes y producir juguetes en serie, lo que podía llevar mucho tiempo, resultar caro y limitar las posibilidades de diseño. Con la impresión en 3D, los fabricantes pueden producir fácilmente diseños únicos y complejos sin necesidad de moldes. Esto ha contribuido a que la creación de juguetes sea mucho más barata y eficaz, y a que se pueda llevar a cabo incluso en casa.
Además, la impresión en 3D permite la creación rápida de prototipos, por lo que las ideas pueden cobrar vida rápidamente y los cambios pueden realizarse con facilidad. Los juguetes se pueden probar y perfeccionar con mayor agilidad, lo que se traduce en un proceso de diseño más eficaz. La impresión en 3D también ofrece la posibilidad de aumentar la sostenibilidad en la fabricación de juguetes. Al ser una forma de fabricación aditiva, se minimizan los residuos porque solo se utiliza el material necesario para el juguete. Además, es posible utilizar bioplásticos y materiales reciclados, lo que sitúa a la impresión en 3D a la vanguardia de los procesos de fabricación respetuosos con el medio ambiente.